La inversión por dividendos tiene su propia legión de seguidores y no es para menos. Una inversión capaz de generar rentas con las que poder vivir sin trabajar, igual que con el alquiler un piso, tiene mucho atractivo.
Sin embargo, invertir en una empresa para recibir un dinero todos los años no tiene por qué ser la panacea. Al final, la inversión en dividendos es una estrategia más de la que conviene conocer sus ventajas, desventajas y cómo puede encajar dentro de tu plan de inversión.
¿Qué son los dividendos?
Cuando una empresa gana dinero puede reinvertirlo en su negocio para hacerlo crecer o repartir ese capital entre sus accionistas. Ese dinero que comparte son los dividendos, una forma de retribuir a sus accionistas más allá de la propia evolución de las acciones en el caso de las compañías cotizadas.
Por cada acción que tengas de la empresa recibirás una parte proporcional del beneficio que reparta.
Imagina una empresa con 200.000 accionistas que ha cierra el año con un beneficio de 100.000 euros y decide repartir 50.000 euros en dividendos. Cada uno de sus accionistas recibirá 0,25 céntimos en forma de dividendo suponiendo que todos tuviesen una acción.
Así funcionan básicamente los dividendos, que sirven para premiar al accionista y también para atraer nuevos inversores.
¿En qué consiste la inversión en dividendos?
La inversión por dividendos es una estrategia que busca empresas que reparten dividendo de forma recurrente año tras año y, a poder ser, de manera creciente.
Así es como se consigue generar una renta periódica por la inversión en acciones (aunque no controlada por ti, ya que no sabes ni la cuantía ni la fecha en la que se reparten los dividendos). Cada vez que la empresa reparta dividendo, te llegará un dinero a tu cuenta y mientras podrás beneficiarte también de las posibles subidas en la cotización de la compañía en bolsa.
Esta es de forma muy resumida la magia que hay detrás de la inversión por dividendos. Visto así puede parecer la estrategia perfecta. El hándicap es que ese reparto de dividendos tiene varios peajes fiscales y en la cotización de la empresa. Antes de llegar ahí, vamos a seguir con la parte positiva, que también la tiene y que es la que atrae a muchos inversores.
Ventajas de invertir en dividendos
Los puntos fuertes de esta fórmula de inversión pasan por:
- Es sencilla (por lo menos en teoría). La inversión en dividendos es bastante simple. Por un lado, todas las empresas cotizadas se afanan en anunciar sus dividendos (y los analistas en recordarlos y venerarlos). Por otro lado, hay incluso listas de empresas que llevan años repartiendo dividendos y aumentando la cuantía año tras año. Son los dividend aristocrats o aristócratas del dividendo o también llamados Dividend Kings que son las empresas que cotizan en el mercado americano que han aumentado su dividendo de forma constante durante los últimos 50 años.
- Es una inversión tranquila. Está pensada para el largo plazo, más que para hacer trading, comprar y vender. En este sentido, es muy habitual que el inversor en dividendos haga lo que se conoce como buy&hold o comprar y mantener las acciones.
- Es rentable, aunque no más que invertir en el propio mercado. De hecho, la rentabilidad global de los índices que replican el comportamiento de los aristócratas del dividendo y empresas con dividendo creciente es similar a la del conjunto del mercado a largo plazo.
- Es flexible. Cada cierto tiempo recibirás un dinero de tu inversión y podrás usarlo como desees. Podrás reinvertirlo en la empresa, aprovecharlo para buscar otras oportunidades de inversión, adelantar parte de la hipoteca… En otras palabras, recapilizarte si lo necesitas. Esa flexibilidad no la tienes con otras inversiones, salvo que decidas vender, claro.
- Permite generar rentas pasivas. Este es sin duda su principal atractivo, el de convertir tu inversión en bolsa en una renta periódica sin tener que desinvertir (aunque en realidad lo haces como veremos ahora).
Desventajas de invertir en dividendos
Ya conoces la parte positiva y te he dado algunas pinceladas de la negativa. Ahora vamos a ver con algo más de detalle los inconvenientes de la inversión en dividendos. Y lo haremos así porque hay muchas páginas que hablan de las bondades de esta estrategia, pero no tantas que desgranen lo negativo.
Tienen un peaje fiscal
Cada vez que cobras dividendos tienes que tributar por ellos en la declaración de la renta y Hacienda se quedará con entre un 19% y un 26% de ese dinero. (En España al menos, en otros países se tendrá otro tipo de tributación)
A efectos prácticos, esto hace que una rentabilidad del 5% se transforme en una rentabilidad real cercana al 4% una vez tienes rindes cuentas con Hacienda.
Cobrar dividendos rompe el diferimiento fiscal que obtendrías si no percibieses ese dinero (la excepción son los dividendos flexibles que cobras en acciones). Y es que cuando inviertes en una acción que no paga dividendo sólo tributas al final de la inversión, cuando vendes los títulos. Con el dividendo adelantas parte de ese dinero a Hacienda y rompes la magia del interés compuesto.
Esta misma lógica se aplica también a los fondos de inversión de reparto, que son los que te pagan el dividendo de las empresas en las que invierten.
Tienen un alto impacto en la cotización de la empresa
El reparto de dividendos también afecta a la cotización de la empresa. Al pagar dinero a los accionistas, la empresa se descapitaliza (por lo menos en términos de caja) y eso tiene un efecto en su cotización bursátil.
Lo que suele ocurre es que el valor de la acción tiende a descender de forma proporcional al dividendo. Por ejemplo, una acción que pague un 1 euro de dividendo y cotice a 10 euros, pasará a hacerlo a 9 euros. Al final lo que hace el dividendo es restar valor a la empresa.
Necesitas mucho tiempo o dinero para vivir de los dividendos
Como estrategia para recapilizarte y tener flexibilidad, es una inversión válida. Sin embargo, si lo que buscas es vivir de las rentas, puedes llevarte un chasco.
Para que lo entiendas mejor, con un dividendo del 4% por acción necesitarás 600.000 euros para generar unos 2000€ al mes. Visto así parece poco menos que inviable. Por fortuna, la cosa cambia cuando incluyes el factor tiempo (recuerda que esta es una inversión a largo plazo) y das con buenas empresas.
Imagina que compras una 1.000 acciones de una compañía que cotiza a 10 euros y que reparten un dividendo del 3% anual. Por tu inversión de 10.000 euros obtendrás 300 euros ese año. Ahora es cuando entra el tiempo y acertar con la empresa. Si esa compañía aumentase el dividendo un 6% cada año al cabo de 20 años ya percibirías 962 euros siempre que los títulos de la empresa mantuviesen su valor (lo ideal es que suba el precio de cotización también).
En otras palabras, el tiempo te ayudará a generar más ingresos y si reinviertes el dividendo, todavía más, pero esta es una estrategia a largo plazo.
¿Es interesante invertir en dividendos? Mi opinión
A estas alturas ya deberías tener una opinión formada. ¿Quieres saber cuál es la mía? Si te fijas en mi cartera de inversión verás que hay muchas empresas y ninguna que destaque especialmente por su política de dividendos.
Para mi es un dato más y ni siquiera uno de los más relevantes. Prefiero invertir en acciones con potencial de crecimiento con una estrategia que mezcla Growth y Value Investing.
De hecho, creo que hay otras alternativas para generar rentas pasivas con tus inversiones como el stacking si inviertes en criptomonedas o la venta de Call (Covered Call o Call cubierta) o simplemente crear una buena cartera de inversiones y vender cada año un pequeño porcentaje para generar esa renta (sí, la famosa regla del 4%, por ejemplo).
Si quieres estar al tanto de mis últimos movimientos pues hacerlo en el apartado de avisos o, todavía mejor, suscribiéndote al blog.
Para terminar, te dejo un artículo donde explico por qué invertir en fondos indexados puede tener sentido si ya inviertes en bolsa y viceversa.
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