Igual entre términos como “desaceleración”, “enfriamiento económico” o “crecimiento negativo” (el mejor de todos) no has terminado de asumir a lo que se refieren nuestros políticos.
Pues bien, todas estas expresiones hablan de la misma cosa: recesión económica o, si prefieres un término más mundano, crisis económica, que al final es de lo que se trata.
En este artículo veremos, en qué consiste una recesión y cómo puedes preparar tus finanzas para afrontarlas. ¿Si habrá o no recesión? Lo comentaré al final, pero ya te adelanto que no soy adivino, así tómate mis predicciones como lo que son: previsiones de una persona a la que le interesan las finanzas.
¿Qué es una recesión?
Una recesión no es más que una crisis económica que reúne determinadas características.
La definición de crisis más extendida es la de una reducción drástica de la actividad económica durante un periodo de tiempo. Este periodo de tiempo es de dos trimestres consecutivos.
Cuando el PIB de un país se contrae durante dos trimestres consecutivos se habla ya de recesión técnica. Esto es precisamente lo que pasó en Estados Unidos en el segundo trimestre del año.
Una recesión técnica es la antesala de una recesión, que se caracteriza por una reducción de la actividad económica, menor consumo e inversión y, como consecuencia, un aumento del desempleo.
Las recesiones no son nuevas, son una fase más del ciclo económico que sirven para purgar excesos de ciclos anteriores. Y es que épocas de vacas flacas siempre ha habido y siempre habrá.
¿Qué puedes hacer para protegerte ante una recesión?
Toda esta teoría está muy bien, pero seguro que lo que te estás preguntando es algo mucho más práctico: ¿hay algo que puedas hacer para protegerte frente a una crisis?
Estas son algunas ideas para que la recesión no afecte a tus finanzas:
Revisa tu presupuesto (pero sin pasarte)
Esto tiene que ver tanto con la recesión como con la actual subida de precios. Cuando llegan las vacas flacas lo mejor que puedes hacer es revisar tu presupuesto, ver en qué estas gastando el dinero y tomar decisiones.
¿Equivale esto a recortar gastos? Pues depende de cómo lo enfoques. Mi consejo es que revises en qué gastas el dinero y si esos gastos coinciden con las cosas que de verdad te hacen feliz y te importan.
Después ajusta el presupuesto para que tu dinero releje tus objetivos y gustos. En otras palabras, que gastes en lo que te hace feliz y recortes en lo que no.
Y si tienes dudas con algunos gastos, una forma muy simple de comprobar si algo te hace feliz de verdad o si lo necesitas, es eliminarlo durante un tiempo. Piensa en la suscripción a Netflix, por ejemplo. ¿Qué pasaría si la quitas un mes? Te animo a probarlo.
En cuanto al aumento de precios, eso es algo que está fuera de tu control y que evidentemente afectará a tu presupuesto. Aquí te dejo mis conejos para proteger tu dinero ante la inflación.
Aumenta tus fuentes de ingresos
Si solo tienes una fuente de ingresos tendrás siempre una espada de Damocles sobre tu cabeza. ¿Qué pasaría si te echan del trabajo? ¿Y si la empresa quiebra o hace un ERTE?
La solución a este problema es aumentar y diversificar tus fuentes de ingresos, algo más fácil de decir que de hacer. Piensa en ello como en tu plan B. Cuando recibes dinero de varios sitios siempre estarás mejor preparado ante infortunios como perder el trabajo.
Si te preguntas por dónde empezar, hazlo por lo más fácil: la inversión. Así te das tiempo mientras pones en marchas otras formas de generar ingresos pasivos (o no tan pasivos), como una newsletter, una web de afiliación, un podcast… (si quieres claro).
Entre las inversiones que te generarán rentas periódicas figuran:
- La inversión en dividendos.
- El crowdlending o préstamos colectivos, de los que te hablo aquí: cómo encajar el crowdlending en tu cartera de inversión.
- La inversión inmobiliaria clásica, que sería comprar para alquilar.
En realidad, toda inversión que hagas la podrás transformar en una renta, pero con estas tres alternativas es más fácil.
Revisa tu perfil de riesgo, pero no dejes de invertir
Asegura Carlos Galán que el verdadero perfil de riesgo se ve en las caídas y no le falta razón. Una buena forma de protegerte tus ahorros frente a una recesión es revisar tu perfil de riesgo para adaptarlo a la situación actual.
El objetivo no es necesariamente reducir tu apetito por el riesgo, sino hacer análisis de conciencia y saber qué harás cuando haya más caídas. Si sabes que abandonarás el mercado, baja tu perfil de riesgo.
Es importante que seas capaz de dormir con el riesgo que asumes y, sobre todo, que no dejes re invertir. Recuerda que cuando se trata de inversiones el tiempo que pasas invertido es clave, sobre todo largo plazo.
Aprovecha para redoblar tus inversiones (si tu estómago te lo permite)
Una de las cosas que puedes hacer al invertir en tiempos de crisis es invertir más, sobre todo si inviertes a largo plazo o tienes una buena estrategia de inversión.
La razón es que estarás comprando acciones y empresas a precio de saldo, mucho más barato del que comprarías en tiempo de bonanza. ¿Y si después no sube o sigue cayendo todo? Es una opción, pero la historia dice lo contrario.
Mira solo el comportamiento del S&P 500 a lo largo de los años.
GRAFICO
Si inviertes a largo plazo, estas caídas son oportunidades de compra. Así de fácil.
Si piensas vender tu casa, mejor ahora
Vaya por delante que no soy un experto en inversión inmobiliaria ni tengo una bola de cristal. Sin embargo, si estás pensando en vender tu casa por el motivo que sea y piensas de verdad que viene una recesión, el mejor momento para hacerlo sería ahora.
Imagina querer vender tu casa cuando la economía cae y aumenta el paro. La lógica nos dice que los precios serán menores porque habrá menor demanda. A esto, además, habrá que sumar que conseguir una hipoteca puede ser más complicado.
Amortiza tu hipoteca (si puedes y no invertes)
El consejo general más repetido es que reduzcas tus deudas ante periodos de recesión. Así podrás hacer frente a eventualidades como la pérdida de empleo.
En el momento actual se suma también la elevada inflación, algo que deberías tener en cuenta, porque afecta de lleno al tipo de interés que pagas por tu hipoteca. De forma muy escueta, la labor del Banco Central Europeo (BCE) es controlar la inflación, no evitar recesiones. La forma de hacerlo normalmente es con una subida de tipos.
En septiembre se produjo la primera y llegarán por lo menos otras dos antes del final de año. En otras palabras, lo que pagas por tu hipoteca ha subido 200 euros de media y seguirá haciéndolo.
Una idea para anticiparte es amortizar parte de la hipoteca. La clave rápida para tomar la decisión si inviertes es comparar el tipo de interés que te vas a ahorrar frente al que puedes lograr con tus inversiones. Mira cuál es más alto y escoge esa opción salvo que busques reducir tus gastos ahora mismo. En ese caso amortizar cuota de la hipoteca es una buena solución.
Y pon a punto tu fondo de emergencia
Como consejo final, recuerda que nada te dará más tranquilidad frente a una recesión o cualquier imprevisto financiero que contar con un buen fondo de emergencia.
La recomendación más habitual es que reúnas entre 3 y 6 meses de tus gastos fijos en liquidez (una cuenta corriente o, si quieres, una parte en casa). En un entorno de inflación alta como el actual no te recomendaría tener mucho más dinero fuera de circulación.
Por último, ¿habrá o no habrá recesión económica? Lo cierto es que nadie lo sabe a ciencia cierta, pero todo apunta a que sí que vienen un periodo de vacas flacas.
Indicadores como la inversión de la curva de tipos auguran tiempos complicados. A esto se suma que las políticas habituales para salir de las crisis y aumentar el consumo pueden no ser ahora igual de efectivas en un entorno de inflación alta y difícil de controlar porque tiene mucho que ver con la energía y las materias primas.
En resumen, que no soy adivino ni economista, pero si tuviese que apostar, diría que vienen tiempos difíciles para los que es mejor prepararse.
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